Así es crunch, la enfermedad que desarrollan los creadores de videojuegos

Desarrollar un videojuego no es tarea fácil para ningún creativo. Da igual que pertenezca a una compañía tan importante como EA, Ubisoft o Nintendo; o a un estudio independiente con apenas una decena de desarrolladores. Más allá de los imprevistos a los que tengan que enfrentarse a nivel técnico, los creativos están sometidos a un problema mucho más grave y que afecta directamente a su salud: el denominado crunch.

No han sido pocas las personalidades de la industria que han confesado abiertamente haber sufrido de cruch. Para aquellos que lo desconozcan, el crunch es una enfermedad que se produce en desarrolladores, basando directamente su día a día, durante las 24 horas, única y exclusivamente en el trabajo.

Acudir enfermos a la oficina, apenas dormir unas horas para recuperar la energía justa o prescindir de comer son, por ejemplo, algunos de los gravísimos síntomas que proporcionan los desarrollos de videojuegos. Estos se producen en la creación de títulos Triple A debido a las apretadas agendas y exigentes demandas por parte de las compañías para llegar a tiempo a las fechas.

Dos de los nombres más conocidos de la industria del videojuego han confesado haber pasado por esta etapa, debiendo poner punto y aparte a la misma durante un tiempo. Ken Levine, creador de Bioshock; así como Amy Hennig, responsable de Uncharted, no se cortaron en su día a la hora de hacer declaraciones al respecto sobre el tema.

Las duras declaraciones de Levine dieron la vuelta al mundo cuando explicó los motivos que lo llevaron a abandonar Irrational Games. “No soy una persona feliz. Sufro de ansiedad todo el tiempo. Lo que es una locura porque me despierto y ahí veo a mi preciosa mujer, mi hermoso perro, mi bonita casa, la gente encantadora con la que trabajo, todas las cosas que he hecho y los fans, y me digo ‘¿Por qué cojones puedes estar triste?’.

“Veía una foto mía cuando presenté el juego - Bioshock Infinite - en 2010 y otra en 2013 y parecía 10 años más mayor. Cambió mi vida por completo, la forma en la que veía a la gente que me rodeaba, de mi familia y las relaciones con las propias personas”; explicaba.

Amy Hennig es la otra cara de la moneda que también ha sufrido crunch, desvelando abiertamente sus problemas y cómo éstos le afectaron. En pleno desarrollo de Uncharted 4, el capítulo que pondría punto y final a las aventuras de Nathan Drake, Amy decidiría abandonar el estudio por mutuo propio debido al estrés sufrido durante la producción así como las constantes discusiones con otros responsables del proyecto.

No cabe duda de que el crunch es un problema real y que afecta al desarrollo de videojuegos y por supuesto a las personas que hay detrás de todos y cada uno de los proyectos, independientemente de si hablamos de juegos Triple A o indies. El querer llegar a la fecha marcada en el calendario, no caer rendidos a las duras críticas vertidas por parte de un grupo de usuarios por la calidad final del producto son pequeñas mechas que no tardan en prender, afectando directa y gravemente a todos aquellos que son capaces de ofrecernos horas y horas de diversión.