ETERNAMENTE ENAMORADOS
Este cuento popular japonés habla de la fidelidad y el amor eterno mientras descubre la simbología presente en las mariposas blancas.
Japón no solo es un país donde la magia esté bien presente en cada uno de sus escenarios, convirtiendo incluso los lugares más religiosos en zonas que parecen sacadas de la fantasía. También se trata de un destino donde las leyendas juegan un importante papel, y no hablando únicamente en esas historias donde el miedo se apodera hasta de las almas más valientes.
El amor también tiene su espacio, dando lugar a historias donde, a pesar de todos los obstáculos, pueden llegar a formarse cosas auténticamente maravillosas. Recientemente os hablábamos de la historia que da lugar a la flor de cerezo y hoy llega el momento de hablar de la simbología de la mariposa blanca, un precioso cuento popular en el que se habla de amor eterno y fidelidad.
El secreto del anciano y la mariposa blanca
Mucho tiempo atrás, vivía en Japón un anciano de nombre Takahama. Este se había construido una humilde casa junto al cementerio antiguo, situándose en lo alto de una colina. Vivía allí desde hacía mucho tiempo, cuando todavía era joven. Con el paso del tiempo, el hombre se convirtió en una persona muy querida tanto por su amabilidad como por su generosidad. Los vecinos le apreciaban y no podían evitar sorprenderse del hecho de que este jamás se hubiese casado, prefiriendo vivir solo en lo alto de su colina.
Un caluroso día de verano el anciano enfermó y acudieron a cuidarle la viuda de su hermano y su sobrino, a quien este quería mucho. Takahama, cuando ambos llegaron, anunció que tenía la sensación de su vida estaba llegando a su fin, a lo que ambos familiares indicaron que no debía preocuparse, que ellos le cuidarían durante el tiempo que necesitase. Tal era su intención de protegerle, que su sobrino no se apartaba de su lado, pudiendo así ver como una mañana, soleada y muy calurosa, una mariposa blanca entraba en la habitación para poder acercarse al anciano.
Asustado, el joven intentó espantarla, una y otra vez. Sin embargo, la mariposa siempre regresaba para situarse junto al anciano. Cansado de la situación, el joven finalmente se rindió y dejó que la mariposa entrase y volase cerca del anciano, fascinado por la belleza de sus alas blancas. Tras volar cerca del anciano, finalmente la mariposa salió volando del lugar y el joven, curioso, decidió seguirla.
La verdad tras la aparición de la mariposa
La mariposa guió sus pasos hacia el cementerio antiguo y se dirigió exactamente a una tumba, donde comenzó a revolotear hasta finalmente desaparecer. La tumba parecía antigua, pero no estaba estropeada por el tiempo ni tenía presencia de musgo o hierbas, sino que estaba limpia y rodeada de las flores más bellas, completamente blancas y bien cuidadas.
Sorprendido por lo visto, el joven volvió corriendo junto al anciano, descubriendo entonces que su tío acababa de fallecer. El sobrino fue en busca de su madre para darle la noticia y le contó lo que había visto con la mariposa. Su madre, lejos de asustarse o mostrar sorpresa, le contó el secreto de Takahama.
Le contó a su hijo que, cuando su tío era joven, se enamoró de una mujer llamada Akiko. Enamorados y decididos a casarse, la tragedia sucedió pues antes de la boda, ella murió y Takahama cayó en una profunda tristeza. Cuando se recuperó, decidió que jamás se casaría y construyó la casa cerca del cementerio para poder visitar y cuidar cada día la tumba de su amada. Y fue ahí cuando su sobrino comprendió quién era esa mariposa blanca y que, tras una larga espera, ambos amantes pudieron reencontrarse.