Momento destacado
El conductor de este coche fúnebre no esperaba compañía viva.
Un trabajador de una funeraria se lleva el susto del siglo cuando del ataúd que lleva empiezan a salir golpes. Resulta que la persona que lleva dentro no es un cadáver. ¡Está vivo!
Y procede a contarle su historia. Resulta que debía mucho dinero a gente peligrosa, en cambio su cuñado había sufrido un embargo cuando iba a recibir un sueldo decente cada mes.
De modo que decide cambiarse por él: vivir su vida y fingir su muerte.
Nadie le dijo a este trabajador que el menor de sus problemas sería que las autoridades le pillaran conduciendo, ya que no tiene carnet de conducir porque perdió todos los puntos.