Diversión que acaba en rebote

Un juego muy atrevido enciende la mecha más celosa de Saúl en la villa

El isleño se ha puesto muy serio con Lorena y le ha aclarado sus límites como pareja.

Los isleños hacen un juego en el que las pruebas les ponen en situaciones “subidas de temperatura”, como frotar los cuerpos para darse crema, comerse el ombligo, darse besos…

En él, vemos a Alberto darle un beso a Carmen y a Mónica, y acaba confesando que el beso de Mónica ha sido más carnoso y apetecible que con Carmen.

Pero de repente surgen los problemas en el paraíso… Saúl se enfrenta a una prueba que consiste en comerle la oreja a Mónica. Él se niega y además añade que si a Lorena le toca besarse con otro y lo hace, lo suyo se acaba. El resto de isleños no dan crédito a la actitud de Saúl.

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