EL ÉXITO INESPERADO
A día de hoy, la serie de videojuegos Final Fantasy es mundialmente conocida por algunas de sus entregas que han conseguido una repercusión internacional. Títulos como Final Fantasy VII, acompañaron la juventud de muchos de los gamers de hoy en día, mientras que otras como Final Fantasy XV, captan la atención de nuevos jugadores.
Pero la historia de esta saga de videojuegos pudo haber sido muy diferente de no darse las difíciles circunstancias por las que atravesaba su empresa creadora, Square, en los años 80. En 1987, Square estaba al borde de la quiebra, tras varios fracasos comerciales, y aún con ello, encomendó a un joven Hironobu Sakaguchi para crear su último videojuego. Final Fantasy fue el título que de forma humorística, el japonés quiso darle a la que parecía ser su última obra, nadie confiaba en el éxito de Final Fantasy.
Además, Final Fantasy no era precisamente un videojuego "normal" para la época, pues sería uno de los primeros juegos de rol por turnos, y contaba con una larga historia, narrada en textos de pantalla. Pero Japón fue impredecible, y el último videojuego de Square pasó a ser el primero de una larga serie. Las ventas del primer Final Fantasy permitieron sacar de la bancarrota a Square y aportar un buen presupuesto para futuras secuelas, que a su vez venderían millones de unidades en todo el mundo.
Un futuro mejorable
Pese a que el éxito llego a la franquicia Final Fantasy desde el lanzamiento de su primer título, lo cierto es que este éxito no se repitió por igual con todos sus posteriores videojuegos. Los primeros videojuegos cosecharon unas grandísimas ventas en Japón y una excelente crítica a nivel mundial, y con la llegada de PlayStation, la saga gozó de sus títulos más insignes.
Sin embargo, a partir de la undécima entrega (online), la saga tomó nuevos rumbos que por una cosas u otras, no han llegado a convencer del todo a los fans. Aparte de los videojuegos que acabaron por concebirse en base a su modo multijugador en línea (entregas XI y XIV), los videojuegos de la serie principal tampoco han planteado una jugabilidad ni un marco argumental demasiado clásico.
Final Fantasy ha pasado de ser un videojuego de rol por turnos a ser un juego de rol en tiempo real, y ya este simple hecho no ha gustado por igual a todos los fans. Pero a mayores, también los personajes han pasado a tener un aspecto más surrealista, si cabe, dentro del característico mundo de fantasía de la serie. De hecho, no es que ayude mucho el hecho de que en cada nuevo Final Fantasy los personajes e historia cambien, ya que deja mucho trabajo de creatividad para el estudio japonés.
Por la parte de las ventas, en cambio, la serie sí goza de un mejor estado de salud, pues los avances gráficos y jugables también permiten acercarse a un público más general, aún a pesar que la calidad de los videojuegos disminuya con el paso del tiempo. También el hecho de que actualmente Final Fantasy sale en más de una plataforma, ayuda enormemente a mejorar las ventas de la serie, algo que le vendrá muy bien a Square Enix a la hora de producir juegos más clásicos en un hipotético futuro.