¿CÓMO PODEMOS SOLUCIONARLO?
¿Se puede frenar el paso del tiempo? Ojalá tuviéramos la respuesta para una de las preguntas que el hombre lleva haciéndose desde hace siglos. La inmortalidad no sólo se busca en las personas, sino también en los diferentes medios y formatos tecnológicos. El tiempo no perdona para nada ni nadie, y esto incluye también los videojuegos.
Seguramente si acudís a vuestra querida Game Boy y tratáis de jugar a Pokémon Oro y Plata, por ejemplo, descubréis que la partida que creíais conservar cuando teníais 15 años menos ¡se ha borrado! La batería interna de los cartuchos también tiene una vida, una fecha de caducidad, y aunque no estemos hablando de obsolescencia programada, diferentes factores influyen en que en este caso en concreto tengamos que despedirnos de una nueva partida para nuestra Game Boy.
Desde los diskettes, pasando por los cartuchos y ahora formatos más recientes como el DVD o CD; pocos son los medios que pueden asegurarnos conservar para siempre no sólo partidas guardadas en nuestras consolas favoritas, sino algo más vital para todo usuario: asegurarnos de que conservaremos los videojuegos para siempre.
“El tiempo no está de nuestro lado. Si esperamos demasiado, no quedará nada para preservar”. Estas son las palabras de Andrew Borman, un historiador de videojuegos y que entre sus especialidades encontramos aquellos títulos que nunca han llegado a ver la luz, quedándose tan solo en tempranos proyectos. Algunos de sus descubrimientos son nada más y nada menos que una secuela de Diddy Kong Racing que, por supuesto, jamás llegó a ser publicada.
Algunos de los principales factores a los que podemos atribuir el que no consigan sobrevivir juegos que tengamos en nuestras estanterías o vitrinas, además de los proyectos sin concluir pasan por grandes inconvenientes como el polvo, la luz e incluso la humedad. Todos ellos son enemigos implacables que terminan con la vida de los circuitos internos de los cartuchos o incluso los propios discos duros. Ningún formato se salva.
Los expertos en la materia aseguran que una característica clave para que los videojuegos y formatos se puedan conservar pasa por cambiar el chip con respecto a la actual mentalidad que tenemos a la hora de adquirir videojuegos. “Nos olvidamos del pasado, preferimos terminar un juego, venderlo o regalarlo y reservar el siguiente lanzamiento. El mayor peligro ahora mismo es perder el contexto. Estamos en peligro de perder la historia de los videojuegos”.
¿Cómo ayudar?
Por fortuna, el fenómeno parece cobrar importancia entre los jugadores y que ya empiezan a movilizarse con el fin de poder asegurar un futuro para los videojuegos, esos en los que cuyo formato a día de hoy parece destinado a quedarse obsoleto.
La Entertainment Software Association es una organización dedicada al inter´res de los fabricantes y editores de videjuegos. El pasado año trataron de ponerse en contacto con la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos. ¿El motivo? ofrecer un soporte y preservación de videojuegos en museos, desechando de esta manera tener que recurrir a la piratería mediante la copia y creación de ROMs, sistema que a día de hoy es el único que pueden “asegurar” la existencia y conservación de videojuegos con decenas de años a la espalda. Pero incluso este sistema no es perfecto, pues en el proceso de copia se pierden datos, quedando así juegos que se distancia por completo de la versión original.
Mientras que las iniciativas no dejan de surgir, el problema parte de la base que los jugadores que quieran ayudar a la preservación de los videojuegos tienden a involucrarse de una forma no lícita. Algunas de esas mencionadas iniciativas pasan por la conciencia social como streamings, entradas de blog, discusiones en foros…
“Necesitamos usar nuestro poder para publicar y compartir cosas que puedan ayudar a crear una historia alrededor de los videojuegos”; añadía Jason Scott, uno de los máximos activistas para preservar el legado de la industria.