SAGA MÍTICA
Resident Evil es una de las franquicias más conocidas de la industria del videojuego y que en la última década se ha visto extendida más allá del mando de la consola. El cine ha ayudado a que la saga de Capcom llegue a un público más amplio, al igual que numerosos cómics y libros.
No obstante, y a pesar del amplio universo que ocupa esta saga de terror, hoy nos centraremos de lleno en su origen, el cual por cierto no está tan desvinculado del séptimo arte como muchos creían.
Sweet Home, una película de bajo presupuesto, el punto de partida
Como decíamos, el cine está muy vinculado al nacimiento de Resident Evil. Todo comienza con la película japonesa Sweet Home. Una cinta de bajo presupuesto dentro del género de terror que más tarde contaría con su propia adaptación al videojuego, pero no exactamente una revisión de la cinta sin más.
La idea original de dicho título era servir como complemento, a modo de producto transmedia, del film. Para ello, Capcom dispuso a uno de sus desarrolladores, Tokuro Fujiwara, en pleno rodaje de Sweet Home. La trama de la película era sencilla: un grupo de personas se encargarían de documentar la vida y obra de un conocido pintor, Ichiro Mamiya. Hasta aquí todo normal, salvo cuando en la mansión del artista comienzan a ocurrir todo tipo de desagradables acontecimientos paranormales.
Durante el rodaje, el enviado de Capcom fue consciente de que la película no ahondaba como era debido en varias subtramas que en cambio sí podrían resultar interesantes para el público en el videojuego. Este es el caso de la muerte del hijo del artista, lápida que puede verse por cierto en la película y no se menciona, y cuyo acontecimiento provocaría el suicidio de la mujer.
El nacimiento de Resident Evil
Con esta idea en mente, Capcom comenzó a trabajar en el videojuego de la película. Sweet Home se convirtió pues en un título para NES con elementos de RPG y por supuesto, terror. Tras la experiencia de Tokuro en el set de rodaje de la cinta, la idea creativa del título profundizó no sólo en la exploración de la mansión, sino también en la subtrama relacionada con el artista, su mujer y su hijo.
Tomando elementos dignos de la narrativa de H.P Lovecraft, tales como la pérdida de cordura de la esposa del artista, nos encontrábamos ante una aventura en la que el jugador debía de tratar de profundizar en el misterio en torno a la muerte de ésta y por supuesto las extrañas criaturas que aparecían a lo largo del recinto.
Un complemento perfecto para una película que a día de hoy está catalogada de culto. En sí la idea de apoyar el producto audiovisual con un videojuego de forma tan directa ha sido copiado por muchos estudios a posterior. Este es el caso de por ejemplo Quantum Break, un título en el que no sólo disfrutamos de las características propias de un videojuego (acción, plataformas, puzzles, una historia…) sino también de una serie ligada directamente a los acontecimientos que suceden en la pantalla.
En lo que a Resident Evil respecta, Shinji Mikami y padre de la “criatura”, recogió el testigo de Sweet Home para poner patas arriba la industria con la que sería su primera obra maestra. PlayStation y SEGA Saturn serían las consolas que verían el nacimiento de Resident Evil, un juego en el que nos adentrábamos en una terrorífica mansión plagada de criaturas salidas del infierno mientras tratábamos de resolver todo tipo de enigmas a nuestro alrededor. Os es familiar, ¿verdad?