Análisis
Cuando no hay recursos para contratar a grandes actores, grandes espectáculos audiovisuales y muchas explosiones, toca sustituir todo el artificio con ideas y el chorreo técnico con un buen diseño.
Esto, y mucho más, es lo que encontramos en Monument Valley el último gran juego de los sistemas de teléfonos inteligentes; un juego interesante, adictivo y que rezuma buen gusto y buenas intenciones.
Nuestra misión es la de llevar a una pequeña niña a través de diferentes estancias de unas complejas ruinas. Como es obvio, el diseño del juego toma como referencia las obras sobre ilusiones ópticas y escaleras imposibles de Escher, haciendo que muchas veces tengamos que darle una buena pensada a todo lo que hacemos, para llegar al final de nuestra aventura.
Las ideas de los puzles son realmente satisfactorios. Tendrás que pensar, dar vueltas y volver a pensar para llegar a la conclusión de cómo llegar hasta el siguiente nivel. Y todo con un control sencillo, intuitivo y muy preciso. En cada estancia tendremos que hacer algo diferente: desde mover una torre de piezas que nos ayudan a alcanzar sitios, a girar y retorcer aún más los puntos de vista para darle más sentido a lo que estamos haciendo.
Tanto el diseño como la música son agradables en extremo. Si acaso, en la sintonía del rollo agradable que desprende el juego, sobra un poco la señal en forma de pitido contante que tendremos que oir cada vez que realicemos una tarea. Es como que rompe, y no poco, con el buen rollo que disfrutamos en el resto del juego.
Un completo recomendable para esos ratos de relax, cortos o largos, en los que tenemos un móvil a mano, mucha paz interna y necesitamos tener la mente trabajando, pero sin fatigas.