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PARECE BROMA

Warzone es algo más que Call of Duty: el juego indie de estilo Risk y su rivalidad con Activision por la marca

El nombre de Warzone no es solo de un battle royale, sino que pertenece a un indie publicado en 2017, tres años antes de la publicación del shooter.

Call of Duty WarzoneActivision

Actualmente parece imposible no pensar en Activision como una empresa a la que persiguen los problemas. Sobre todo si tenemos en cuenta que no solo se enfrentan a una denuncia por problemas de acoso e incluso ocultar un suicidio. Además de todo esto, actualmente se ven envueltos en una guerra contra Randy Ficker, el creador de un pequeño título indie de estrategia al puro estilo Risk y que se titula Warzone.

Puede parecer extraño, sobre todo si tenemos en cuenta que los jugadores relacionan Warzone con Call of Duty, el famoso battle royale. Sin embargo, la historia de este pequeño juego indie viene de atrás puesto que se lanzó en el año 2017, cerca de tres años antes que Call of Duty Warzone. Entonces, ¿por qué tantos problemas? La historia y todos sus detalles nos los comentan desde The Gamer.

Si en su día conocemos que Activision llegó a denunciar a un servicio de limpieza de residuos caninos por llamarse Call of Doode, puede parecernos incluso más normal saber que ha denunciado a un pequeño estudio indie. Sin embargo, parece perder todo el sentido cuando te das cuenta de que la compañía ha denunciado por una marca que lleva 3 años en uso. Y es que, según explica Randy Ficker, creador de esta obra, Activision le demandó el año pasado por tener el mismo nombre que ellos. ¿El motivo? Hacerse con el control de la marca.

Según explica Ficker, Activision tiene la intención de que el tribunal dictamine que no tiene derechos sobre la palabra Warzone y que realmente es Activision la que debería tenerlos. Por ello explica que, hasta lo que él sabe, quien usa antes esa marca, es quien tiene sus derechos. Eso sí, tal y como explican en The Gamer, tras el lanzamiento de Call of Duty Warzone, Activision mostró interés en registrar la marca, por lo que Ficker sintió el mismo impulso, dando así lugar a una disputa legal.

Si bien en su día Activision llegó a ofrecer 10.000 dólares a Ficker con intención de que rebautizase el juego, el creador de la obra rechazó totalmente la idea ya que con ese dinero no llegaba ni a cubrir costos legales ni a los gastos de compra de nuevos dominios. El rechazo no fue un plato de buen gusto para la compañía, quien dejó atrás toda intención de llegar a un acuerdo para dar comienzo a problemas legales a los que realmente el desarrollador no quiere hacer frente. Explica que cada minuto que pasa con este caso es un minuto que pierde de estar desarrollando videojuegos. Él realmente no quiere demandas, sino que le gusta crear juegos.

Sin embargo, no parece que este caso vaya a acabar pronto ya que Activision parece llevarse la contraria con este caso. Según afirman desde The Gamer, la compañía trata de poner todos los argumentos posibles para ver qué puede llegar a darles el tribunal. Eso sí, en lo que todos coinciden es que parece imposible que alguien confunda ambas obras, sobre todo si tenemos en cuenta que la trama y estilo de juego es completamente distinto.

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