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En las últimas semanas hemos podido ver cómo el Gobierno de Estados Unidos atacaba al sector de los videojuegos por su alto contenido violento. En opinión del actual presidente del país americano, estos "moldean los pensamientos de la gente más joven", e incluso para él, esto tiene mucho que ver conque luego se vean imágenes trágicas como las del atentado de Parkland. Esta postura política ha levantado mucha polémica en el sector y por ello, hoy analizamos la violencia en videojuegos.
Los estudios no concluyen que haya relación
A lo largo de los últimos años se han realizado innumerables estudios con el objetivo de hacer ver la relación entre videojuegos violentos y posteriores actitudes violentas de quienes los juegan. Sin embargo, en casi ninguno de estos informes se concluye que haya relación alguna, e incluso en algunos como el de científicos de la Universidad de Stetson llegan a la conclusión contraria: a mayor volumen de videojuegos, menor violencia en las calles.
También el Parlamento Europeo ordenó realizar un informe que llegó a unas conclusiones similares. Además de no ver relación entre violencia real y videojuegos, se aprecia que los videojuegos también pueden servir como herramienta pedagógica gracias a la que se puede mejorar en el aprendizaje de múltiples materias y campos.
Recientemente también surgió una estadística lanzada por el psicólogo Patrick Markey. Según el catedrático en psicología, un 80% de los responsables de matanzas escolares no tienen interés alguno en los videojuegos, estadística que viene a corroborar que los videojuegos no influyen en absoluto en la mayoría de personas que un día deciden llevar a cabo un atentado.
Información previa de los juegos violentos
Tanto en Europa como en América y en Japón, existen códigos de clasificación de los videojuegos por edades. El más claro es el europeo, el cual cuenta con un número que indica la edad recomendada para jugar al videojuego que estamos comprando en la tienda. En América existen varias etiquetas representadas por letras, las cuales indican si un juego es específicamente para niños, si es para todos los públicos, para jóvenes de más de 10 o 13 años, o directamente, solo apto para adultos por la presencia de escenas muy violentas.
En los tres casos, hablamos de una información fácilmente visible en la portada, la cual pueden consultar padres preocupados por lo que juegan o quieren jugar sus hijos. En este sentido, la información brindada es más que suficiente para evitar que un joven acceda a videojuegos no aptos para su edad si hay un cierto control por parte de sus padres.
Por otra parte, hay que destacar que el porcentaje de videojuegos solo aptos para mayores de 16 y 18 años son muy bajos, apenas alcanzando el 15% y el 10% respectivamente. El 75% restante se reparte entre juegos aptos para todas las edades (30%), aptos para mayores de 7 años (24%) y aptos para mayores de 12 años (21%). Dicho esto, la generalización que a veces se da afirmando que "la mayoría de videojuegos son violentos" es totalmente falsa, de hecho es todo lo contrario exactamente.