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TODO UN CLÁSICO
Cuando pensamos en nombres clásicos e influyentes en la industria del videojuego seguro que se nos viene a la mente Super Mario Bros o PacMan, pero tampoco podemos olvidarnos de Space Invaders, todo un referente en las recreativas de finales de los 70. Esta joya japonesa, culpable de provocar una escasez de monedas en el país nipón, cuenta con multitud de secretos que muy pocos conocen a día de hoy.
Space Invaders ha contado con todo tipo de reediciones, pudiendo disfrutarlo a día de hoy tanto en navegadores como en dispositivos móviles. A pesar de su rotundo éxito e influencia en juegos posteriores, los responsables de Space Invaders no las tenían todas consigo. Desde Taito las esperanzas en el videojuego eran pocas, menos aún en los salones recreativos. El público japonés primero, y más tarde el occidental, demostrarían que se equivocaban.
Tomohiro Nishikado es el creador original de Space Invaders, pero durante muchos años Taito decidió mantener en secreto la identidad de este diseñador. Tomohiro supo sacar partido a esta situación. Aprovechando su anonimato, el japonés acudía a los salones recreativos escuchando las conversaciones de los jugadores de Space Invaders. Desde errores en el juego, hasta el feedback de los propios usuarios, Tomohiro vigiló de cerca la recepción de su obra.
La propuesta de Space Invaders es sencilla: acaba con todas las naves enemigas y pasa al siguiente nivel, una idea que nació directamente de las películas de Star Wars, todo un referente en los 70, disparando la fiebre por la ciencia ficción. Con cada nuevo escenario, Space Invaders crecía en dificultad aumentando la velocidad de las naves enemigas. No se trataba de una decisión jugable para poner a prueba al jugador, sino de un error que no se pudo solucionar. Con o sin errores, Space Invaders gozó de una acogida espectacular alrededor del mundo.