El mundo se ha llenado de unas oscuras arcas, dominadas por la terrible Torre Oscura. Nuestra misión es la de acabar con todas ellas y, si fuese posible, con toda la invasión que pretende acabar con la vida en la faz de la Tierra. En Quantum Theory encontramos decorados completamente vivos. Para conseguir detener a las fuerzas oscuras tenemos una única opción: la de ser un mazacote humano, con el mismo grosos de cuello que de cabeza, con los brazos tan musculados que sorprenda que pueda moverlos y dedicarte, arma en ristre, a acabar con todo bicho viviente mientras vamos parapetándonos en cualquier cacho de piedra que encontremos en el camino. Para que nos hagamos una idea, Quantum Theory es Gears of War, pero con dos cambios. Por un lado, tenemos un decorado que cambia a nuestro paso. Esto significa que el suelo se reventará, caeremos encima de bicharracas voladoras y haremos de todo en decorados gigantescos a los que, normalmente, no les resultaremos demasiado simpáticos. Por otro lado, también está la posibilidad de realizar combos especiales con nuestra compañera, a la que lanzaremos a placer para ganar tiempo o para acabar de una forma más directa con nuestros enemigos. [[RELATED Página web oficial del juego. [[/RELATED Pese a todo ello, nada de lo que hemos dicho significa de una forma abierta o directa que el juego no merezca la pena. Se ve un notable diseño de producción, con unos decorados realmente curiosos y que llegan a sorprender. No es la superproducción que sí es Gears of War. Pero tiene sus pequeñas cosas. Sus personajes, su intento de contar algo, su fanfarria en algunos detalles (de hecho, el comienzo es realmente espectacular). No es lo que tenía que ser, pero es lo suficiente. Sobre todo, en estos momentos en los que, además, faltan aún más meses de los previstos para ayudar a Marcus Phoenix a acabar con los horribles proósitos de los Locoust.