Un cartucho de Nintendo World Championships va a salir a subasta y puede venderse ¡por más de 500.000 dólares!
GUERRA COMERCIAL
Aunque Japón es la cuna del videojuego moderno y Europa tiene muchos mercados interesantes en cuanto a la venta de consolas y juegos, lo cierto es que el gran mercado del sector en la actualidad es Estados Unidos. Sony (con PlayStation), Nintendo y Microsoft (con Xbox) son las principales fabricantes de hardware en el negocio de los videojuegos y ambas se han unido en contra de las políticas de Donald Trump.
La amenaza del presidente norteamericano de imponer aranceles adicionales a los productos procedentes de China podría provocar una pequeña crisis en el sector. En la actualidad la mayoría de productos informáticos se fabrican o ensamblan en industrias chinas, al igual que sucede con gran parte de la producción de PlayStation 4, Xbox One y Nintendo Switch. De confirmarse estos nuevos aranceles a China, las consolas actuales pasarían a costar un 25% más en tienda. Lo mismo sucederá con la next-gen: seguramente PS5 y Xbox Scarlett no podrían llegar con un precio atractivo.
Nintendo, Sony y Microsoft han mandado un escrito conjunto, como las tres líderes del mercado del videojuego -negocio que genera más dinero que el cine o la música-, para explicar el enorme perjuicio que supondría para la venta de consolas y videojuegos en Estados Unidos. Afectaría totalmente a las ventas, produciéndose un encarecimiento del producto y un descenso considerable en la recaudación. "En 2018 más del 96% de las consolas de videojuegos importadas a los Estados Unidos se hicieron en China", asegura el comunicado de las empresas.
Aunque se ha confirmado que, al menos Nintendo, ya está moviendo parte de su producción al sudeste asiático, el comunicado explica que mover toda la producción sería imposible y más costoso, encareciendo los productos incluso por encima de lo que valdrían con los aranceles. "Aumentaría los costes, incluso por encima de las tarifas propuestas, en productos que ya se fabrican en condiciones de un margen mínimo. Cada consola de videojuegos consta de docenas de componentes complejos provenientes de varios países. Incluso un cambio en uno solo de los proveedores debe ser examinado cuidadosamente para mitigar los riesgos de calidad del producto, falta de confianza y problemas de seguridad del consumidor", puede leerse en el comunicado.
"El aumento de precio del 25% probablemente pondrá las nuevas consolas de videojuegos fuera del alcance de muchas familias estadounidenses", reconocen las tres grandes empresas de videojuegos, calculando como resultado "una pérdida neta de 350 millones de dólares para la economía de los Estados Unidos por año".
Si una PS4 Pro se vende actualmente en Estados Unidos por 350 dólares, pasaría a tener un coste adicional de 87 dólares, costando en total 437 dólares.