Medal of Honor comenzó hace una década como parte de un proyecto de Steven Spielberg para revitalizar la memoria histórica sobre la Segunda Guerra Mundial. De aquel proyecto salieron Salvar al Soldado Ryan, la serie de televisión Band of Brothers y, como decimos, el primer Medal of Honor, lanzado en aquellos momentos para Playstation 1. La sección de videojuegos de Dreamworks, bajo la que se realizó dicho experimento, fue absorbida por EA. Poco después, algunos de los creadores de los primeros y magníficos Medal of Honor se fueron y fundaron Infinity Ward, creando la saga Cal of Duty, y poco a poco, la saga primigenia, se quedó un poco abandonada, con títulos que no ofrecían la calidad de antaño. Medal of Honor cambia la Segunda Guerra Mundial por el Afganistán de hoy en día. Tras un importante parón de dos años, EA ha retomado la franquicia, haciendo un cambio radical en su planteamiento. Para empezar, el juego transcurre en el presente y en Afganistán. Para continuar, las misiones son más continuistas, muestran un progreso y una historia, con un pequeño toque cinematográfico. Para acabar, se ha implementado el mejor modo multijugador posible, creado por la compañía EA Dice, creadores de la saga Battlefield, y unos verdaderos expertos en crear diversión para 24 jugadores a través de las consabidas plataformas online. A primera vista, en lo que a gráficos se refiere, Medal of Honor cuenta con un lavado de cara bastante importante. Se han creado unos mapas interesantes, bien definidos, llenos de texturas y de color y se ha colocado a los soldados en ellos. Todo con un aspecto realista y que te meta en la acción. Para rematarlo se ha creado un apartado sonoro diseñado para el disfrute. La calidad del sonido de este juego es notable, espectacular y, si se prueba con un sistema de sonido adecuado, es una experiencia tan o más recomendable que haber visto Avatar en cine en tres dimensiones. Lo curioso del diseño de sonido de Medal of Honor es que es espectacular, envolvente y, a ves, aterrorizador, pero no consigue atronar o resultar molesto (sobre todo para todos aquellos que nos preocupamos por el bienestar de los vecinos). Un auténtico 10 para este apartado. Por otro lado, lo que más llama la atención es que, seamos sinceros, desde el primer momento se ve que Medal of Honor pretende ser Call of Duty. Se ve claradamente que se ha buscado el toque cine, que la presentación, ambientación y muchos elementos son elementos que hemos visto en los Modern Warfare. Pero, pese a todo, seguimos reconociendo a Medal of Honor en su interior. Misiones más estructuradas, filosofía no polémica, asesoría militar real, búsqueda de fidelidad histórica… Pese a la polémica que ha rodeado al lanzamiento de Medal of Honor, en todo momento queda claro que este juego muestra a unos villanos indiscutibles (los talibanes) y unos buenos sin tacha (todos aquellos que no son talibanes). Juega con las mismas reglas que todos los anteriores títulos de la serie (los malos siempre han sido nazis, partidarios de Mussolini o imperialistas japoneses). No nos pone en el otro lado, no muestra una grieta que pueda llamar a la polémica. Un gran acierto, al final, que hayan elegido a unos enemigos que occidente jamás comprenderá, como los anteriormente mencionados, recalcando que en países como Afganistán existe una población mayor y que, al igual que las tropas occidentales, quieren que los talibanes desaparezcan de la zona, para poder recuperar la paz y encontrar un futuro para su patria. [[RELATED Página web oficial de Medal of Honor. Wikipedia de Medal of Honor. [[/RELATED Vamos, que ante el peligro que supone meterse en un cenagal moral como valorar lo correcto o incorrecto de una guerra como la que se viene librando desde hace casi una década contra los insurgentes talibanes en Afganistán han optado por el siempre eficaz toque Disney de “todos sabemos quién es el malo, y te dejamos que te sientas el bueno”, en lugar de optar por el “echa más leña que salimos en todos los telediarios con esto de matar civiles en aeropuertos” de su saga rival Call of Duty. Desde nuestro punto de vista, y visto lo visto, ambas fórmulas son moralmente dudosas, pero funcionan como esqueleto sobre el que se sustentan videojuegos sólidos. Que, después de todo, eso es lo que son: videojuegos. Aunque, en algunos momentos resulte algo peligroso que estemos dejando que muchos niños y adolescentes aprendan sobre conflictos bélicos como éste mediante videojuegos con puntos de vista tan “particulares”, en lugar de leer libros, ver informativos o mirar de lejos un periódico.