Forza Motorsport 7
INCREÍBLE PERO CIERTA
Nintendo es posiblemente la compañía de videojuegos más importante de la historia. Cuenta con un bagaje que se remonta a más de 35 años en el tiempo. Por el camino nos han dejado franquicias influyentes que han marcado un antes y un después como The Legend of Zelda, Super Mario o Pokémon. Sus consolas, además, han supuesto todo un referente para millones de usuarios, definiendo a generaciones desde la época de NES hasta la actualidad con Nintendo Switch.
Con semejante historial no es de extrañar que haya historias cuanto menos peculiares dentro de la GranN. Un usuario de Neogaf ha rescatado la que sea sin lugar a dudas una de las anécdotas más extravagantes de todas. Todo comienza con Claude Moyse, un empleado que trabajó para Nintendo como traductor de alemán en los años 90, haciendo viajes regulares a Japón.
Durante el viaje a tierras niponas, Claude viajó con la traductora de Nintendo Francia, una chica a la que define como simpática y muy divertida. En una de las noches que paseaban por Japón, pasaron por delante de un sex-shop. Decidida, entró en la tienda para llevarse algunos recuerdos para los compañeros de Nintendo Francia. Claude relata que todos los clientes de la tienda huyeron al ver entrar una mujer, más aún cuando sin ningún tipo de pudor comenzó a echar un vistazo a los diferentes consoladores y revistas del establecimiento.
Moyse destaca que en Nintendo Japón son francamente estrictos, y en cierta forma, incluso conservadores. Cuando nuestra pareja protagonista visitó las oficinas de la GranN, a ella se le encargó bautizar con un nombre a diferentes espadas para un juego de rol en el que estaba trabajando Nintendo en ese momento. Claude señala que no paraba de escuchar insultos por parte de la joven. ‘¿Por qué tengo que poner infinitos nombres a diferentes espadas?’ Ni corta ni perezosa, la chica optó por bautizar las espadas como ‘Espada 1’, ‘Espada 2’, ‘Espada 3’...
En uno de los descansos, Tezuka y productor de la saga The Legend of Zelda en aquella época, preguntó tanto a Claude como a su compañera cómo habían sido sus horas en Kioto y qué habían visitado. La joven no se cortó un pelo y habló sin tapujos de la tienda sex-shop en la que habían comprado diversos souvenirs, para sorpresa de los trabajadores de Nintendo que allí se encontraban. La traductora enseñó las velas para gays e incluso sacó de su bolso el consolador. ‘Es una pena que no llevara una cámara conmigo en ese momento, nunca ví semejantes rostros de sorpresa e incredulidad’, señalaba Claude.
Por desgracia, la historia no tiene un final feliz. Cuando Claude volvió a Alemania y su compañera francesa hizo lo propio a París, ésta fue despedida de Nintendo Francia una semana después. No se han concretado los detalles del despido, aunque tal vez la reacción de Tezuka tuviera mucho que ver.