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Análisis

Hunted: The Demon's Forge

Bethesda se vuelve a interesar por la fantasía medieval, pero con algo más de acción que de costumbre.

Cuando alguien plantea un proyecto de un juego inspirado en un mundo de espadas y magia, parece completamente lógico que dicho juego sea de rol. Si, además, dicho juego es de Bethesda, autores de Oblivion y del futuro Skyrim, todo es cristalino. Seguro que el proyecto es rolero al cien por cien. Poco importa que juegos como Black Tiger o Goleden Axe, hace decenas de años, usasen dicha ambientación para crear historias de acción pura y dura. Y es por ello que, hoy en día, un juego como Hunted: The Demon’s Forge destaca en mercado en el que fantasía y rol van demasiados unidos.

Hunted: The Demon's Forge coge el espíritu de los viejos arcades tipo Golden Axe y lo transporta a nuestros días.

El nuevo juego de Bethesda nos ofrece la historia de dos mercenarios, un guerrero humano y una elfa pícara. El primero, acostumbrado a los contactos directos, al cuerpo a cuerpo y a la batalla se complementará con la segunda, más escurridiza y amiga de las largas distancias. Ella usará hechizos, ambos tendrás que cuidarse las espaldas y, en los momentos especiales, curarse y demostrar que para algo están los amigos. Es destacable la química que existe entre ambos persoanjes. Sus creadores han querido que, ante todo, exista una relación coherente entre ellos. No son dos personajes que viven una aventura sin más. Tienen chistes privados, notas que hay un pasado, una historia. Como decimos, Hunted: The Demon's Forge coge el espiritu de los viejos arcades, tipo Golden Axe y lo transporta a nuestros días. Pero no sólo como juego, por el estilo de acción y esas cosas. Lo que hace es mostrar un lanzamiento de nuestros días, con su complejidad argumental, con personajes más cinematográficos y con un despliegue de medios de los que estamos acostumbrados a ver hoy en día, pero con todo el espíritu de los juegos de ayer.

Ambos se verán envueltos en una aventura épica, en un mundo que, de repente, ha sido consumido en las tinieblas.

El estilo de juego, salvando las distancias, se acerca ligeramente al de juegos como Gears of War. Evidentemente, para ser Gears of War te hacen falta más que intenciones y, el cambio de género narrativo, y otras cuantas peculiaridades de este título, entre las que se incluye la alternancia entre armas cuerpo a cuerpo y arcos o hechizos mágicos.

Este juego, sin llegar a un nivel gráfico altísimo, o sin conseguir unas cuotas de originalidad altísimas, nos ofrece una experiencia simpática, divertida y bastante agradecida, sobre todo cuando plantemos partidas cooperativas. Es el clásico juego al que se le saca más partido en las quedadas nocturnas con un amigo, para acabar el juego en compañía. No es el clásico título en el que no importa qué personaje controla cada uno, ya que tanto Elara como Caddoc tienen sus propias características y es importante saber aprovecharlas para disfrutar más del juego. No es una obra maestra, no es el mejor título que ha sacado Bethesda en su historia, ni lo será. Pero, sin duda, dentro de los juegos de una división menor, es uno de los más agraciados. La simpleza de su control, sin caer en desarrollos demasiado ramplones, un sistema que se ajustará al nivel de los menos expertos con ganas de probar nuevos retos y que dejará satisfechos a los jugones de pro, hacen de este juego un lanzamiento bastante interesante. Da la sensación, en todo momento, que se le ha tomado más en serio que muchos otros juegos de acción, nacidos bajo la sombra de Gears of War. En todo caso, el juego ofrece las suficientes horas de diversión y una historia lo suficientemente épica, para que todo el mundo sienta un poquito más de emoción en sus vidas.

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