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Análisis

Gears of War 3

Epic Games nos devuelve todo el espectáculo y la acción de la saga Gears of War con su nueva entrega.

El mes de septiembre deja entrever algunos de los títulos más importantes de la próxima campaña de Navidad. Algunos de los verdaderos pesos pesados no esperan, ni siquiera, a que llegue el veranillo de San Miguel para salir a ver el mundo real. Y uno de los más importantes de esta pre-campaña, como no podía ser de otra forma, es Gears of War 3.

La tercera entrega de la saga que comenzó en 2006, desarrollada por Epic Games, nos llega haciendo el ruido justo y demostrando que, cuando se tiene controlada la situación, no hacen falta demasiados artificios. Y es que, las aventuras de Marcus Phoenix cuentan por si solas para hacerse valer en el cruel mundo de los videojuegos.

Las intenciones de este nuevo capítulo son las mismas de siempre: ofrecer más acción, con grandes, grandísimos componentes multijugador y, sobre todo, cooperativo. También es la de ofrecer más épica que nunca, más espectáculo, más Gears of War. Promesas que ya han hecho los dos anteriores capítulos, y que cumplieron en su debido momento. Pero siempre queda espacio para encajar más explosiones, emoción y testosterona en una caja exclusiva para Xbox 360.

El nuevo juego nos pone, otra vez, en una situación aún más desesperada. A los Locust, se suma la nueva amenaza de los tallos. Los antaño mayores enemigos de la humanidad también se sienten algo desesperados. Y quieren acabar con toda la vida del planeta para sobrevivir. Lo que, por otro lado, nos viene un poco mal como parte de esa vida.

Nuestra misión es completamente desesperada. Parece ser que el padre de Marcus Phoenix sigue vivo, y tiene una respuesta en su manga para todos los males. ¿Será la definitiva, o nos queda mucho más por sufrir bajo la piel de estos muchachos?

Gears of War 3 es un espectáculo a la altura de sus predecesores

En nuestro camino, y sin que sirva de precedente, tenemos que controlar a más personajes que al propio Phoenix. En principio, esta decisión es algo curiosa: el hecho de que controles a éste o a otro personaje no parece afectar o ser relevante. Sin embargo, los chicos de Epic han optado por esta herramienta para poder contar una historia más grande, desde el punto de vista de diferentes frentes, que poco a poco confluyen. Y, bueno, le da un toque coral que, a veces, no tenían los dos anteriores capítulos.

La campaña consigue con estos pequeños detalles un poco más de la magia Gears of War. Es divertida, es algo más larga y, cuando es jugada en los modos de dificultad adecuados, supone un reto para el jugador que se hace agradecer.

Pero, pro supuesto, y como todos ya sabemos, un Gears of War no es un Gears of War sólo porque tenga una historia. De hecho, es uno de los detalles menos importantes de estos juegos. Sobre todo si esperan que notemos que un mastuerzo de la talla de Phoenix puede tener sentimientos o llorar la pérdida de su padre. En los momentos más emotivos, te entran las risas.

Un Gears of War es un Gears of War, porque lo es mucho rato. Mucho más de lo que dura su campaña en nuestras vidas. Lo es porque tiene un gran número de posibilidades online, que se expande delante de nuestras narices. Lo es porque podemos jugarlo y rejugarlo en cooperativos de hasta 4 jugadores, o porque nos permite entrar en modos online tan apasionantes como el nuevo Horda 2.0, que nos permite crear estrategias de juego realmente apasionantes, una vez junto a nuestros amigos de Epic.

Respecto a su apartado técnico, hay diferencias. Sin embargo, y pese a la compatibilidad 3D, todas las diferencias que se han incluido, todas esas mejoras, ya no sorprenden tanto como cuando probamos la primera entrega. En aquellos años estábamos frente a un juego que rompía moldes. Lo que tenemos hoy delante de nuestras narices, notablemente superior que el original, sin embargo, debe su forma al molde que se creo entonces. Por lo tanto, es menos sorprendente. Aunque, con la calidad, que ya nos gustaría a más de uno que no nos sorprendiesen en la vida real con la misma convicción y diversión.

Según parece, y aunque no lleguemos ninguno a creérnoslo del todo, Epic se despide con esta entrega de la saga Gears of War. Los chicos de Blezinski se dedicarán ahora a otros proyectos (insistimos, no nos los creemos). El listón está muy alto, y aunque estamos frente a un título algo más conclusivo que sus antencesores, sabemos que al igual que Halo tendrá un número 4, Gears of War conseguirá una forma de volver a dejarse ver en nuestras consolas tarde o temprado. Y, si no, tiempo al tiempo.

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