NO TE ATREVERÁS A JUGAR ASÍ
¿Te atreverías a jugar a un videojuego en el que estuvieras dispuesto a recibir una descarga eléctrica en caso de accidente?
A lo largo de la historia de los videojuegos, algunas compañías han estado empeñadas en llevar el realismo un paso más allá. Las máquinas arcade de toda la vida fueron un claro ejemplo de ello. Había cabinas que se movían según el ángulo de giro al volante en los juegos de conducción; mismo caso para los títulos de acción.
Este formato también se ha adaptado al uso doméstico. El género de la conducción ha sido el más beneficiado, aunque es francamente caro y no está al alcance de todos. También encontramos las compañías que han optado por los chalecos, dispositivos que una vez con ellos puestos transmiten sensaciones cercanas a recibir disparos de bala o golpes. El youtuber Mean Gene Hacks ha ido un paso más allá, ofreciendo una perspectiva realista e incluso en cierta manera también peligrosa.
Este usuario tomo dos ingredientes clave para llevar a cabo su experimento de ofrecer el realismo definitivo en los videojuegos: un simulador de conducción y un aparato con electrodos por apenas 50 dólares. El juego que tomó como referencia fue BeanNG.drive, un simulador de conducción con físicas extremadamente realistas y en el que como ya estarás imaginando es muy fácil volcar el vehículo o hacerlo chocar.
A partir de este punto es cuando entran en juego los electrodos. El usuario conectó el aparato cerca de los nervios de los oídos, encargados de mantener el equilibrio en nuestro cuerpo. Con cada choque o giro, el aparato se activaba, enviando una descarga eléctrica y por ende alterando el equilibrio. El resultado, altamente eficiente tal y como podéis ver en el vídeo, llegó a tirar en varios momentos de la silla al jugador.
Desde NeoxGames te recomendamos encarecidamente que no realices este tipo de experimentos en casa. Mean Gene Hacks es un usuario que tiene conocimientos sobre estos temas, por lo que sabe perfectamente lo que está haciendo. Y es que a fin de cuentas, y sin los estudios adecuados, conectar electrodos a tu cabeza u oídos puede que no sea la mejor idea del mundo.