Animal Crossing, SimCity y otros juegos que te castigan cuando haces trampas

Utilizar trucos en los videojuegos es un recurso del que no nos gusta presumir. Puede ser que nos hayamos quedado atascados en un jefe o el avance por la aventura se esté complicando más de la cuenta. Seleccionar el modo fácil tampoco parece ser una opción a tener en cuenta, pues ciertos elementos como la gestión de recursos no hacen más que ralentizar el progreso. Es aquí cuando entran en acción los mencionados trucos. Eso sí, no todos los juegos llevan bien el que uses este tipo de ventajas.

Uno de los casos más sonados es el de Animal Crossing. Cuando algo no nos sale bien en el título de Nintendo, resetear la consola es una solución a tener en cuenta para volver a intentarlo. Si tratamos de cerrar el juego sin guardar la partida hará acto de presencia un personaje llamado Resetti. Su enfado no hará más que ir en aumento si presionamos ‘A’ como si no hubiera mañana para cerrar la conversación. ¡No hay botón de reinicio en la vida!¡Asegúrate de guardar antes de apagar el juego!, nos gritará.

SimCity va un paso más allá a la hora de tomar medidas contra los que usan trucos. Si introduces el código de dinero infinito en el juego tu querida ciudad acabará sufriendo fenómenos naturales de proporciones bíblicas. Desde un terremoto que rompe la escala de Richter, pasando por huracanes, tornados y mucho más.

En The Witcher 3 no podemos introducir trucos como tal, pero la fauna del mundo de Geralt de Rivia no lleva nada bien el que mates vacas. Pero, ¿por qué vacas? Muchos jugadores pensaron que sería un buen método acabar con ellas para vender sus pieles y sacar dinero fácil. Con lo que no contaban es que CD Projekt RED lucharía exploit de una manera muy curiosa. Si continúas con tu particular cacería aparecerá de la nada una bestia invencible que acabará contigo en menos que canta un gallo.

El Rey León no sólo es una de las películas más recordadas de Disney, sino también uno de los videojuegos más populares de sistemas como SNES y SEGA Megadrive. Además de popularizarse por su potente apartado gráfico para la época, el título se ganó la fama de ser uno de los más complicados. Una decisión que no es casual, pues la propia compañía pidió a los desarrolladores hacer sus juegos complicados para que éstos no fueran terminados en un día o dos de alquiler. Si tratabas de introducir el código para seleccionar nivel y así saltarte aquellos escenarios más difíciles, el juego te devolvía automáticamente al infame mundo del puzzle de los monos. Todo un clásico de la industria por su altísima dificultad.