POR SU SALUD
El actor ha reconocido públicamente ser un fan de los videojuegos, aunque hubo uno en especial que llegó a emocionarle tanto que destrozó el disco por su propia salud.
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido un juego que lo cambió todo, que logró cautivarnos tanto que hasta nos olvidábamos del paso de las horas. De hecho, sin importar el tiempo que pase, puede seguir siendo una de nuestras obras favoritas o incluso da paso a que se repita esta opción con nuevas obras. Sin embargo, James McAvoy descubrió ese juego en el año 2006.
A pesar de ser conocido por muchos de sus grandes papeles o incluso por sus grandes momentos en las entrevistas, el actor es reconocido por su papel en X-Men interpretando al profesor Xavier. Sin embargo, recientemente ha tenido la oportunidad de estar presente en un videojuego junto a Daisy Ridley y Willem Dafoe, 12 Minutes. Por ello, no dudó en revelar que siente un gran cariño por los videojuegos, exactamente por The Elder Scrolls IV: Oblivion.
Durante su entrevista con Forbes para hablar del juego en el que ha participado, McAvoy aceptaba que le gustaba Oblivion, hasta el punto de que tuvo problemas con la grabación de La joven Jane Austen. Durante el rodaje, tenía que irse a la cama a las 10 de la noche ya que se levanta a las 6 de la mañana. Tiene toneladas de texto que aprender y todo tipo de cosas que recordar. Sin embargo, en su mente no hubo espacio para recordarle este hecho cuando se acostó a las 4 de la mañana por estar jugando a Oblivion.
Esto acabó provocando problemas puesto que las largas sesiones de grabación fueron empeorando con un McAvoy agotado. De hecho, hubo momentos en los que empezó a jugar a las 8 de la noche y acabó a las 5:35 de la mañana; justo a 10 minutos de que llegase el coche a buscarle. Fue ahí cuando se dio cuenta de que debía cambiar y por ello sacó el juego de su Xbox 360, encendió la estufa y destruyó el juego.
A pesar de que únicamente vio el disco derretirse un poco, a partir de ahí se mantuvo alejado de los videojuegos aproximadamente una década. Sin embargo, su amor por el fútbol y el cariño hacia su hijo se combinaron para dar paso a FIFA. Desde entonces, también juega a Warzone con sus amigos, con quienes comenzó a jugar durante la pandemia, aunque eso sí, a pequeñas dosis pues admite que juega con ellos cada dos o tres noches.