TODO UN CLÁSICO JAPONÉS
Un usuario tuvo que elegir entre poner a la venta su preciado coche o salvar la vida a su mascota; pero no contaba con un comprador de lo más generoso.
Las mascotas y los coches son dos de las pasiones que muchos pueden tener en común. Un usuario japonés que responde al nombre de Leiz gozaba de ambos, pero un día tuvo que elegir. Su gato, Silk, fue diagnosticado con una enfermedad gastrointestinal que podría costarle la vida. Por desgracia, el tratamiento era francamente caro, por lo que tuvo que tomar una decisión: deshacerse de su preciado y amado Toyota Supra del 89.
Hablamos de uno de los vehículos más emblemáticos del mundo, un coche japonés que muchos desearían tener en su garaje. Leiz, consciente de que tenían una verdadera joya, sabía que podría rascar varios miles de yenes y lograr así el dinero suficiente para el tratamiento de Silk.
Nuestro protagonista recurrió a una popular casa de subastas para vender su coche. Y es que no hablamos de un vehículo cualquiera, sino un Toyota Supra con el que lleva nada más y nada menos 28 años. Para dar algo más de peso al anuncio, Leiz publicó también el anuncio en Twitter. “No tenía ninguna intención de vender el coche, pero mi gato ha sido diagnosticado con FIP”.
Con el paso de los días, el mensaje en Twitter corrió como la pólvora. El anuncio llegó a oídos de un posible comprador que deseaba echar un vistazo al vehículo antes de adquirirlo, asegurando que le entregaría en metálico el dinero. Para más señas, este comprador vivía cerca de Leiz, más concretamente en Osaka. Leiz había fijado el precio de su Toyota Supra en 2.7 millones de yenes, unos 21.000 euros al cambio. Un precio algo más elevado del normal para un coche que cuenta con más de 168.000 kilómetros, pero la fuerza del cariño por Silk provocó que ‘inflara’ el coste.
El comprador en cuestión es propietario de una empresa de construcción, además de un amante de los coches clásicos. Con lo que Leiz no contaba es que el nuevo dueño del Toyota Supra fuera también un apasionado de los gatos. “Me encantan los gatos, tengo uno. Sé lo difícil que tiene que ser este momento para ti”, le dijo.
Leiz le ofreció rebajar el precio debido a las diversas mejoras y cambios estéticos que había introducido en el coche; pero el comprador rechazó la oferta: quería pagar el precio fijado originalmente. La sorpresa con la que no contaba Leiz es que el comprador mantendría a buen recaudo su querido Toyota Supra.
Cuenta con varios vehículos en su poder, pero para el coche de Leiz le ofreció construir un garaje totalmente nuevo, uno en el que estuviera bien resguardado del mal tiempo y conservar la pintura en perfecto estado. “Limpiaré tu Supra, lo guardaré como ‘decoración’ en mi garaje. Una vez los tratamientos de Silk hayan terminado, ven a comprarlo por el mismo precio por el que me lo vendiste”. El comprador no sólo cuidaría del coche de Leiz, sino que además añadió 100.000 yenes extra a la venta del vehículo para pagar los costes extras de la operación del gato.