VER PARA CREER
Aunque pueda parecer una historia sacada de una serie de animación japonesa, es completamente real.
Honor. Lealtad. Seguir a raja tabla un fuerte código ético e incluso la higiene. Ser un samurái no es tarea fácil y si bien es cierto que a día de hoy son protagonistas de algunas de las historias y leyendas más imponentes de Japón, algunos clanes del país han llegado a desaparecer de la forma más inverosímil posible.
Tenemos que remontarnos hasta el siglo XVI en Japón, más concretamente a la era Sengoku conocida por las constantes y violentas batallas entre clanes samuráis y sus señores. Morir con honor por el filo de la katana era habitual, pero ¿y por un pedo? Aunque pueda parecer sacado de un anime con tintes cómicos, la historia es completamente real.
Chiba Kunitane, señor número 29 del clan Chiba se encontraba en la zona por aquel entonces llamada Shimosa y que actualmente responde al nombre de Prefactura de Chiba. Alrededor del año 1585, Kunitane congregó a sus vasallos en el castillo de Sakura, la fortaleza oficial del clan.
Es a partir de este momento cuando la historia comienza a torcerse y perder tintes épicos. Durante las festividades en el castillo y donde no faltó comida y bailes de forma constante, Kuwata Mangoro se acercó a su señor, Kunitane. Cuando lo hizo, Mangoro rompió las normas, liberando hasta dos pedos consecutivos. Kunitane, a la par que estupefacto y enfadado por los modales de Mangoro, entró en cólera, comenzando a gritarle delante de todos los invitados. El enfado sólo hizo que ir a más al escuchar la 'excusa' de su samurái: 'A los pedos no les importa cuándo y dónde salen, así que ¿por qué debes gritarme delante de tus vasallos?'.
Kunitane pateó fuertemente a Mangoro, alcanzando la empuñadura de su katana. Justo cuándo iba a abrirlo en dos debido al enfado, Kunitane fue sujetado por el resto de sus vasallos, evitando así la muerte de Mangoro. Los invitados trataron de calmar a su señor, justificando que no estaría bien celebrar una fiesta de Año Nuevo con un derramamiento de sangre, menos aún por las palabras de alguien varios peldaños por debajo de su poder.
Kunitane, más tranquilo, decidió relegar a Mangoro una larga temporada trabajar con sus vasallos. Eventualmente el ex-samurái acudía al castillo de Sakura. Una de esas noches, Mangoro se cobraría su venganza por la actitud de Kunitane. La noche del 1 de mayo, Mangoro se coló en las habitaciones privadas de Kunitane, apuñalándolo hasta dos veces mientras dormía, casualmente el mismo número de veces que los pedos que decidió 'liberar' en la fiesta de Año Nuevo.
Mangoro consiguió escapar, a pesar de ser perseguido por la guardia del castillo, quienes acudieron a la escena debido a los gritos de dolor de su señor. La historia no está clara en torno a si Mangoro se suicidó en un bosque cercano o fue asesinado. Por el contrario, Kunitane se aferró a la vida durante al menos una semana más. Debido a las heridas ocasionadas por la daga, el joven señor murió a la edad de 28 años.
Fue así como todo un clan desapareció. El heredero más joven al trono tenía tan sólo 10 años. Debido a que el clan Chiba estaba afiliado con el clan Hojo, más concretamente con una de las hijas del Señor Hojo Ujimasa, fueron ellos quienes tomaron el control de la zona.