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SÓLO PARA VALIENTES
Japón es cuna de algunos de los lugares de la tierra más hermosos y mágicos. Pero, también es uno de los países de la tierra con más historias aterradoras. Recordemos que el país del sol naciente posee una gran e importante cultura tradicional, que sigue muy presente en su sociedad. En esta ocasión nos vamos a centrar en una leyenda urbana conocida entre los jóvenes y no tan jóvenes del país nipón. En muchas ocasiones, estas leyendas parten de hechos reales, pero estos son exagerados. Hoy vamos a contaros la leyenda de Tomonari-kun, el niño de las sombras; con la que es, posiblemente, la historia más conocida entre los jóvenes nipones.
La leyenda se centra en una niña de preparatoria, que vive en una urbanización de edificios. La joven regresa de clase, como cada mañana, con su mejor amiga. Al llegar al bloque de edificios en donde vive, estas se despiden y la joven entra en el patio común. Pero ve algo que la llama la atención. En una esquina del patio, un grupo de 5 niños sentados en círculo, miran atentamente hacia el suelo. La joven, pensando que estos traman algo, se acerca a ellos.
—¿Qué están mirando? -pregunta en un tono amigable-. Uno de los niños responde: miramos a Tomonari-kun. La joven, preguntándose quién es Tomonari-kun, se asoma un poco y ve una simple mancha en el suelo. Al ver que se trata simplemente de un juego, se dispone a irse para su casa. Sin embargo, el niño con el que habló la detiene: —dice Tomonari-kun si juegas con nosotros. La joven, con prisas ya que tenía que estudiar, decide prometerles que la próxima vez sí jugará con ellos. Extrañada, ya que no ha visto nunca a estos niños en el vecindario, decide echar un vistazo por la ventana nada mas llegar a casa. Sin embargo, los niños ya se han ido.
Al día siguiente la joven se dispone a ir a trabajar. Al sacar la bicicleta de parking, uno de los niños la detiene y le pregunta si esta vez jugará con ellos. La joven responde que le es imposible, ya que tiene que ir a trabajar. Cuando los niños le dicen que lo había prometido, está se disculpa y se marcha. Esa misma tarde, al regresar del trabajo, no ve a los niños en la plaza. Esto la alivia, ya que no tendrá que jugar con ellos.
De pronto, tras la puerta principal de casa, escucha: — ¡Tomonari-kun sal a jugar!, ¡Tomonari-kun sal a jugar! Extrañada abre la puerta y encuentra a los 5 niños delante. Esta les pregunta que hacen delante de su puerta, y ellos responden diciéndole si Tomonari-kun puede salir a jugar. La joven les dice que Tomonari no está en su casa. —Tomonari nos ha dicho que venía a jugar a tu casa -dice uno de los niños-. La joven, negándolo de nuevo, provoca una discusión entre ellos:
— Dijo que iba a venir.
— Seguro que está.
— Nos está mintiendo.
De pronto uno de los niños señala detrás de ella joven y dice: —Ahí está Tomonari. La joven se gira y contempla una sombra en el techo de del recibidor. Cansada y enfadada por la actitud de los niños, decide echarlos. Al llegar al salón, echa un vistazo por la ventana y ve a los niños en el patio, mirando hacia su ventana.
— Mira, ahí esta Tomonari-kun -señalando a la joven-.
— Sí es cierto, ¡hola Tomonari!
La joven, lentamente se gira, y contempla que la sombra ahora no está en su recibidor, sino en el techo de su salón. Al día siguiente la joven no acudió a trabajar, ni tampoco a la escuela los días posteriores. Los niños siguieron jugando con Tomonari-kun, aunque una nueva y extraña sombra lo acompañaba siempre.