POR NOSTALGIA
Un profesor pilla algo que no deberíamos haber llevado a la escuela, y lo confiscan con el típico aviso a nuestros padres para que vayan a recogerlo.
La época escolar de muchos niños y niñas ha estado marcada por múltiples experiencias. La rutina estaba marcada por horarios, asignaturas, deberes y mucho que estudiar y aprender. La amistad con nuestros compañeros hacía un poco más ameno el estrés de los exámenes y los trabajos por entregar en fechas casi imposibles, pero los videojuegos también tenían un hueco muy especial en nuestra rutina.
Ciertos videojuegos hacían que nos marcáramos ciertos objetivos. Era (y continúa siendo) un hobbie que nos animaba a terminar con las responsabilidades escolares lo antes posible para ponernos a jugar. Sin embargo, y en contra del consejo de nuestros padres, muchos de nosotros hemos “pecado” de llevar la consola al colegio para continuar con la partida a la hora del recreo.
Esto ha conducido a situaciones en las que probablemente has sido testigo. Un profesor pilla algo que no deberíamos haber llevado a la escuela, y lo confiscan con el típico aviso a nuestros padres para que vayan a recogerlo si queremos recuperarlo. En parte es una represalia para que no volvamos a incumplir las normas del colegio, pero otras veces dichos objetos quedan incautados “para siempre”.
Asaltó el colegio 40 años más tarde para recuperar sus pertenencias
Este mismo escenario se desarrolló hace más de 40 años en una escuela secundaria de la ciudad de Mikasa, en la prefectura de Hokkaido, Japón. El protagonista de esta historia, cuyo nombre ha preferido mantener en el anonimato, asaltó el colegio durante las vacaciones de invierno con el objetivo de recuperar sus objetos confiscados.
Acompañado por su novia, consiguieron colarse dentro del edificio y entrar a una de las salas de profesores. No obstante, no pasó mucho tiempo hasta que un guardia de seguridad los escuchó hablar y llamó a la policía para denunciar que alguien había asaltado el colegio. La pareja continuaba buscando sus pertenencias mientras los oficiales llegaban al escenario, y los arrestaron por allanamiento.
Cabe destacar que el autor de esta curiosa hazaña tiene 63 años y su novia 58. Ambos cursaron la secundaria en la escuela que irrumpieron, y la impotencia de no haber podido recuperar sus juguetes en más de cuatro décadas fue algo con lo que los policías empatizaron. A pesar de que no se han impuesto cargos adicionales más allá de arrestarlos y sacarlos del colegio, el hombre también esperaba encontrar el contacto del profesor que le quitó sus objetos personales para pedirle que se los devolviera.
Desafortunadamente, no sabemos qué tipo de juguetes quería recuperar, ni tampoco si conseguirá hacerlo en ningún momento. Asaltar tu escuela para encontrar tus pertenencias puede sonar una buena idea, pero es mejor asistir al colegio y pedirlo de forma cortés.