UNA HISTORIA DIFERENTE
Aunque muchos puedan pensar que la historia de Kratos pueda parecerse a la de la mitología griega, lo cierto es que es muy diferente.
Kratos es uno de los personajes más icónicos de la historia de los videojuegos. Creado por Santa Monica Studios, el dios griego se estrenaba en PlayStation 2 con un videojuego titulado ‘God of War’. Una aventura de acción en la que nos metíamos de lleno en la mitología griega. No obstante, y aunque hay evidencias claras de la misma, la historia de Kratos no es tal y como nos la presentó el estudio.
La verdadera historia de Kratos
Kratos es hijo de Estigia y el titán Palas. El auténtico Kratos es, además, el hermano pequeño de Zelo, Bía y Niké. Cuando la madre de nuestro protagonista se unió a la guerra contra los titanes, ésta apoyó el bando de Zeus. A partir de este momento el dios del Olimpo no tuvo reparo en aceptar a sus hijos, dotándolos de diferentes poderes que ayudaron en la batalla: Bía, la violencia; Zelo, el fervor; Niké, la victoria; y Cratus, el poder. Porqué sí, Kratos nunca se ha escrito con ‘K’, sino que su nombre en latín es Cratus y no está vinculado a la guerra como nos lo han hecho ver los videojuegos de Santa Monica Studios.
Pero, ¿dónde juega un papel crucial Kratos (para entenderlo mejor) en la mitología griega? Pues nada más y nada menos que en el mito de Prometeo. Aunque no contaremos su historia al completo, Prometeo fue el encargado de robar hasta en dos ocasiones el fuego de los dioses para entregárselo a los humanos. A pesar de un primer castigo que implica realizar cierto sacrificio para los humanos, Prometeo consiguió hacerse de nuevo con el fuego, esta vez de manos de Hefesto para devolverlo a la humanidad.
Zeus crearía a una mujer de arcilla llamada Pandora, enviándola para que se casara con Epimeteo, hermano de Prometeo. Pero el castigo no termina aquí: si Epimeteo aceptaba el regalo enviado por los dioses, Prometeo sería encadenado. Y no sólo eso. Pandora, motivada por la curiosidad de su creación, debería de enfrentarse también a una prueba: ¿abriría la caja que se encontraba en el hogar de Epimeteo?
La respuesta a ambas preguntas fue un rotundo sí. Pandora abrió la caja, liberando con ello aspectos como la vejez, el dolor, la pobreza, plagas o la enfermedad sobre la humanidad; pero también condenando a Prometeo, pues Epimeteo decidió casarse con ella.
Tras cumplirse punto por punto la maldición de Zeus, Prometeo fue encadenado al Cáucaso. Allí un águila de enormes dimensiones se comería durante el día el hígado del titán. Condenado a un dolor eterno, el hígado de Prometeo volvería a crecer por la noche, para al día siguiente regresar el águila para continuar con su festín. Es aquí cuando hacen acto de presencia Hefesto, Bía y Kratos. Todos ellos serían los responsables de supervisar que se cumplía la palabra de Zeus. Sin ir más lejos, y a pesar de que Hefesto condena el castigo de Zeus, Kratos vería con buenos ojos la actitud del dios del Olimpo.