TODO UN CLÁSICO
El nivel secreto de las vacas se ha convertido en uno de los mayores iconos de los videojuegos en lo que easter-eggs se refiere.
Los easter-eggs es uno de los elementos presentes y más comunes en los videojuegos hoy en día. Aunque su presencia no es nueva, varios juegos de los 90 dispararon la popularidad de este tipo de añadidos que cobraban casi tintes de leyenda urbana entre los jugadores.
Uno de los famosos de la historia de los videojuegos es el Nivel Secreto de las Vacas, perteneciente a 'Diablo 2'. Un portal al que accedemos tras completar el videojuego e introducir el objeto la pierna de Wirt y un tomo de pergamino de ciudad en el cubo horádrico. Al acceder al portal en cuestión somos transportados a un campo plagado de vacas asesinas que quieren eliminarnos a toda costa. Un lugar tan emblemático como óptimo para conseguir infinidad de objetos mágicos.
Pero, ¿cómo surge la creación de un nivel tan disparatadamente extraño a la par que divertido? Tenemos que remontarnos hasta 1996 y el lanzamiento del primer juego de la saga, 'Diablo'. Los jugadores comenzaron a extender la historia de que si golpeabas repetidamente a las vacas del juego, éstas te daban acceso a un portal en el que te esperaban todo tipo de objetos increíbles.
Por supuesto, era mentira pero la idea ya pululaba por todo internet con jugadores que aseguraban haber entrado en dicho portal y recogido infinidad de equipo. Cuando Sierra pagó los derechos a Blizzard para desarrollar la expansión 'Hellfire', el estudio encargado del contenido ya había escuchado las historias de miles de jugadores de todo el mundo. Lo tenían claro: había que introducir el nivel.
El resto es historia. En la expansión de 'Diablo' los jugadores empezaron, ahora sí, a confirmar la presencia del nivel secreto de las vacas. En 1999, Blizzard publicó la primera imagen de 'Diablo II', casualmente un escenario en el que aparecía la clase Amazona rodeada de vacas que portaban lanzas. Una vez el juego llegó a las tiendas en el año 2000 los jugadores pudieron comprobar por sus propios medios que efectivamente el nivel secreto de las vacas era todavía mejor de lo que habían imaginado, y dicho sea de paso, inventado.