NO ES LO QUE PARECE
El mundo animal es realmente amplio en la Tierra y aunque creemos que lo tenemos todo bien visto y estudiado en el planeta, lo cierto es que aún quedan miles de especies que no conocemos y que en el futuro los expertos identificarán. Pero, a nivel personal, muchas personas ni siquiera conocen bien la fauna de su país o su propia ciudad, y esto ha dado lugar a un suceso un tanto curioso contado recientemente en las redes sociales niponas.
En esta ocasión nos trasladamos a la prefectura de Fukuoka, en Japón, concretamente a los pies del monte Kubite, en donde se encuentra el Santuario Kannondo. El pasado 24 de febrero una mujer de unos 20 años visitaba el templo. Especialmente en un lugar como este, la serenidad del ambiente es palpable y la tranquilidad del momento se vio alterada por unos ladridos de un perro.
Una situación algo extraña que no era propia del lugar, así que la mujer decidió seguir estos ladridos. Finalmente el sonido la llevó hasta una grieta en la pared de la montaña, tras la sala de oraciones, en donde había una pequeña caída de agua. Aunque no se veía nada, si escuchaba ladridos y gruñidos. Un perro podría haber quedado atrapado en aquella grieta tras el santuario. Por tanto la joven no dudó en llamar al servicio de emergencias de Japón, que en el país es el 110.
Cuando la policía llegó, lamentablemente, no pudieron encontrar a ningún perro en la grieta. Sin embargo, tanto la mujer como los dos agentes, escuchaban claramente los ladridos y gruñidos de un perro tras la roca. Pero, todo cambió cuando por la zona pasaba un lugareño de unos 50 años, bien conocedor de su entorno al visitarlo y contemplarlo de forma habitual. El misterio fue resuelto…
Sin sorprenderse un ápice, el hombre les contó que lo que escuchaban, en realidad, eran las ranas de la zona ladrando. Una explicación que avergonzó un poco a los protagonistas… ¿Las ranas pueden ladrar y gruñir?
No todas las ranas pueden hacerlo y desde luego no suenan como un bulldog, más bien como un cachorro, pero una especie conocida como rana marrón de Tango, endémica de Japón, sí puede hacerlo. Cuando la temporada de apareamiento llega entre febrero y abril, los machos ladran y gruñen como perros para atraer a las hembras. En el vídeo que os dejamos en esta noticia las podéis escuchar.