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LOS MÁS PEREZOSO
Una de las costumbres culturales más arraigadas de Japón y que todavía cuesta eliminar, aunque cada año se van dando pasos en este sentido, es la estricta división familiar tradicional cuando un hombre y una mujer tienen hijos. Tradicionalmente la mujer deja de trabajar para cuidar a tiempo completo de sus hijos y ocuparse de las tareas domésticas, mientras que el hombre trabaja fuera de casa. Este marco familiar tan tradicional lo podemos ver en muchas series y películas niponas que son reflejo de su sociedad, desde Shin-Chan a Doraemon. Como decimos, la sociedad japonesa se moderniza poco a poco y ahora son muchas más las madres que mantienen sus trabajos, pero sigue costando mucho que la sociedad tradicional cambie.
Esta actitud poco útil de muchos maridos japoneses con respecto a las tareas domésticas ha sido durante mucho tiempo motivo de enfado de sus parejas (y con motivo). Algunos mensajes en las redes sociales niponas muestran, incluso, algunas tareas personales que las mujeres deben realizar en lugar de sus perezosos maridos. Y no hablamos de tareas comunes como cocinar o limpiar, ¡hablamos de algo tan básico como ponerse los calcetines! Algo que por supuesto todos deberíamos tener aprendido antes incluso de comenzar la primaria...
El abogado de Tokio @shouwayoroyoro, que al parecer lleva muchas demandas de divorcio, tuiteó que cuando hablaba con mujeres que se iban a divorciar en el país nipón, muchas le decían que sus maridos no se ponían los calcetines solos. Aunque las culturas pueden ser diferentes, lo cierto es que vestirse uno mismo es algo que los adultos en la sociedad japonesa generalmente pueden hacer sin problemas y sin la ayuda de sus parejas. Lo que hace que todo sea especialmente extraño es que ponerse los calcetines no tiene ningún estigma, así que probablemente estos maridos eran simplemente unos perezosos redomados.
Tras este mensaje en las redes, sorprendentemente muchas otras tuiteras intervinieron para decir que ellas también se han topado con tales niveles de vaguería en sus relaciones: "Mi ex quería que hiciera eso por él, cuando le pregunté '¿Hay alguna razón por la que no puedas ponerlos tú?' se veía realmente infeliz", comentaba una usuaria. Otra aseguró que "el chico con el que salía era así. Si alguien te pone los calcetines, primero debe arrodillarse frente a ti, ¿verdad? Dijo que esa era la parte que le gustaba", comentaba.
Algunos comentarios, de hecho, tenían una relación bastante clara. "Mi abuelo nació en 1901 en Kyushu, y cuando llegaba a casa del trabajo se paraba allí mientras mi abuela le cambiaba completamente la ropa", comentaba un tuitero, siendo varios los que nombraban familiares o raíces procedentes de Kyushu. Kyushu es una de las islas principales de Japón, situada al sur del archipiélago. Parece que la costumbre de que las esposas vistan a sus maridos, o al menos les pongan los calcetines, tiene raíces más fuertes en dicha isla, siendo conocida también por mantener tradiciones y roles familiares muy anticuados.
Muchas de estas historias provienen de hace unas dos generaciones, motivo por el que es de esperar que en la actualidad pase mucho menos en las familias niponas.