La película china de la que todo el mundo habla por su parecido con un videojuego
MEDIDAS DE HIGIENE
Aunque en otros países es algo bastante habitual en la sociedad, lo cierto es que en la nuestra no siempre es así, pero es una de las medidas aconsejadas por todos los responsables para evitar la propagación del coronavirus. Hablamos del reflejo de poner el codo para toser o estornudar. Mientras que aquí la costumbre es poner la mano frente a la boca, en otros países el gesto es más completo, llevando la cara hacia el codo y viceversa, tapando mucho más aún la salida de posibles partículas.
Sin embargo, algunos podrían pensar que los expertos exageran y esta medida es innecesaria, sin embargo, lo cierto es que la mayoría de partículas no sin apreciadas por las personas de forma común y tenemos que recorrer a simulaciones científicas para descubrir realmente qué se expulsa del cuerpo tras un estornudo o tras toser. En un lugar cerrado, como una oficina, las consecuencias de no poner el codo al toser podrían ser causa de muchos contagios.
El Centro RIKEN de Japón para la Investigación de Dinámica de Biosistemas, al que comúnmente se le conoce como Instituto de Investigación Física y Química, ha mostrado en un vídeo una simulación de lo que sucede con todas las partículas que salen de la boca de una persona cuando tose. Podemos pensar que la mayoría se quedan a pocos centímetros de la persona, sin embargo, lo cierto es que pueden moverse y repartirse varios metros por el aire, contagiando al resto de personas.
El vídeo muestra el resultado de toser sin poner la mano, con consecuencias preocupantes a la par que repugnantes. Incluso aunque las mesas puedan estar separadas por una pequeña pantalla de plástico, las partículas son capaces de moverse por el aire y llegar hasta la persona que está sentada enfrente. La simulación se realizó utilizando la supercomputadora Fugaku con procesador Fujitsu de RIKEN. Incluso con barreras más altas, las personas de la oficina seguirán teniendo cierto riesgo de contagio.
La simulación también ha sido probada en un tren que viaja a 80 kilómetros por hora. Lo cierto es que aunque las ventanillas están abiertas, el aire nunca sale del tren. Muchos operadores nipones empezaron a exigir que las ventanas del tren fueran siempre abiertas como medida para contener el coronavirus, pero RIKEN ha demostrado que es una medida que no serviría de nada.