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¿Cómo reaccionarías si te encontraras con esta cabra de cuatro ojos?

¿Una de las criaturas mágicas de Studio Ghibli en la realidad? Sin duda esta cabra japonesa bien podría serlo.

Cabra en las montañasPixabay

En muchos casos la realidad supera a la ficción, y por mucho. Las películas, series o videojuegos nos proponen mundos alternativos repletos de personajes peculiares en entornos inventados repletos de criaturas fantásticas. Pero, a veces, el mundo real es incluso más increíble que el de fantasía y, sin duda, el ejemplar que hoy nos ocupa es una buena muestra de ello.

Habitualmente las mutaciones de animales afectan tanto al mismo que, por lo general, impiden su correcto desarrollo y terminan muriendo. En otras ocasiones las mutaciones son tan perfectas que parecen una evolución mejorada del propio animal creado por algún tipo de poder divino, como si fuera una de las criaturas legendarias de las películas de Studio Ghibli. La cabra que hoy conocemos bien podría ser una criatura mística de La Princesa Mononoke.

Y es que la primera vez que fue avistada se encontraba en las inmediaciones del Yanaizu Kokuzoson, un templo budista en las montañas situadas a las afueras de la ciudad de Ishinomaki, en la prefectura japonesa de Miyagi. Eiji Okamoto, un anciano de de 80 años, fue testigo de algo irreal: una cabra que parecía tener 4 ojos perfectamente colocados y simétricos, como si se tratase de una raza completamente diferente.

Caminando por el bosque Okamoto sintió una presencia detrás de él, al darse la vuelta vio a un animal muy inusual parado a 30 metros de distancia y tomó algunas fotografías. “Pensé que era una señal de Dios”, dijo Okamoto a los medios nipones que se interesaron por su historia, y es buena muestra de cómo algo real -aunque extraño-, puede generar leyendas y misterios en cualquier cultura del mundo.

Sin embargo, lo más increíble es que en realidad no se trata de una mutación ni de un animal con 4 ojos, aunque al ver fotografías y vídeos parece imposible que no lo sea. El Centro de Manejo y Conservación de Vida Silvestre de Tohoku ha confirmado que en realidad se trata de un serow japonés, un tipo de cabra que se encuentra en muchas partes del país. Estas son conocidas por poseer unas glándulas suboculares que segregan una sustancia para marcar su territorio frotando rocas o árboles.

En este caso la cabra no había estado marcando su territorio, ya que sus glándulas se habían hinchado a tal tamaño y brillo que parecían un par de globos oculares.

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