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Una de las ciudades más visitadas por los turistas extranjeros que deciden conocer Japón, es Nara. Sin duda la ciudad japonesa se encuentra entre los destinos preferidos en las primeras visitas que un turista realiza al país del sol naciente, al menos si optan por un programa cultural y tradicional. Situada en la región de Kansai (al sur de Honshu), Nara es una ciudad tradicional con un buen número de monumentos culturales para visitar. Desde el enorme Templo Toda-ji, hasta el Templo Kofuku-ji con su preciosa pagoda de 5 pisos, Nara es una ciudad perfecta para visitar.
Sin embargo, si por algo conocemos a Nara fuera de Japón, es por sus preciosos paisajes naturales que rodean la ciudad y, especialmente, los animales que habitan en dichos bosques y que en muchas ocasiones comparten espacio con los ciudadanos. Hablamos de los conocidos como ciervos sika de Nara, una colonia de ciervos que habitan en el parque de Nara y que acostumbran al contacto con personas y turistas que les dan de comer, siendo por ello bastante mansos (aunque siguen siendo animales salvajes).
Recientemente se han hecho virales fotografías y vídeos que unen la belleza de los parques de Nara y sus famosos ciervos, con uno de los eventos anuales más simbólicos de Japón, el hanami. Todas las primaveras los ciudadanos japoneses disfrutando saliendo al campo y contemplando los cerezos en flor, una costumbre conocida como hanami. Los cerezos comienzan a florecer a finales de febrero o principios de marzo en el sur de Japón, para poco a poco ir floreciendo por todo el país según avanza la primavera. Este año, sin embargo, muchos nipones se han quedado sin poder disfrutar del hanami, debido principalmente a que la floración sólo dura dos semanas una vez iniciada.
Quizás por dicho motivo el material obtenido por el fotógrafo de bodas Kiki Photoworks y publicado en las redes sociales se ha hecho viral este año, ya que nos permite contemplar la belleza del hanami en Nara y junto a sus ciervos, sin la necesidad de salir de casa o visitar el país asiático. "Fue la última floración antes del estado de emergencia por el coronavirus. Todos los reportajes después de aquel día quedaron pospuestos, así que siento que fue como un regalo de despedida", comentaba el fotógrafo.
Desde luego la estampa no puede ser más representativa de la belleza japonesa, la belleza de los cerezos en flor y de la cultura nipona en general. Una escena cautivadora en donde algunos de los 1200 ciervos que viven en Nara descansan tranquilos bajo las flores rosas de los cerezos.