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EVITA LAS TRAMPAS

¿Caerías igual de fácil? Así fue la estafa de un bar a uno de sus comensales

Este restaurante logró realizar un tipo de estafa en la que cualquier comensal podría caer fácilmente, incluido tú.

Calles JapónPixabay

Japón es uno de esos países únicos en el mundo al que una gran variedad de personas le gustaría visitar. No solo por la magia de sus entornos, sino por cómo es capaz de presentar lugares reales que parecen sacados de los propios videojuegos. Sin embargo, a pesar de la seguridad que suele presentarse en este país, hay muchos aspectos que pueden resultar chocantes, como sucedía recientemente con un policía en un lugar sagrado.

La historia que os queremos presentar hoy tiene que ver con los bares, dirigiendo nuestra mirada a Kabukicho en Tokio. Este es una de las áreas que más espacio guarda para los bares y la vida nocturna. Sin embargo, también parecer ser un lugar único para los propietarios de los locales sin escrúpulos a los que no les importará hacer cualquier cosa para sacarte un poco más de dinero dentro de sus posibilidades.

La estafa más común en la que podrías caer fácilmente

Resulta una estafa tan popular en los locales que hay zonas en las que se han puesto altavoces para alertar a los comensales en varios idiomas con intención de que tengan cuidado. ¿De quién deben tener cuidado? Del personal capaz de engatusarlos para que ingresen en las instalaciones para aprovechar, supuestamente, las ofertas que están ofreciendo y que parecen ser muy buenas.

Comida japonesa | Pixabay

A pesar de que hay advertencias por todas partes, la habilidad de estos es tal que logran engatusar igualmente a los clientes. De hecho, esto le sucedió recientemente a un transeúnte japonés que tomó la decisión de compartir su historia para evitar que otros caigan en la trampa. Y es que explica que todo comenzó cuando estaba con un amigo y buscaban un lugar para poder comer.

Un encuentro inesperado que trajo consigo todos los problemas

Mientras buscaban un lugar en el que entrar para comer, alguien se les acercó para preguntar si buscaban “Torikizoku”, una cadena yakitori muy popular en Japón. Ante esta pregunta, el transeúnte pensó que esa persona tan solo buscaba ser amable y los llevaría a uno de los locales. Sin embargo, este pronto les explicó que ese local estaba lleno pero que conocía otro similar y del que pensaron que, como sugerencia, podía estar bastante bien.

Agradecidos por la ayuda, decidieron seguir a esta persona por la calle a su nuevo destino, afirmando que el camino resultó agradable. Tras dejarlos dentro del local y sentados, entretenidos durante todo el trayecto, fue cuando cayeron en la cuenta de que podían haber caído en una estafa. Los dos comensales pensaron en lo que debían hacer y, aunque huir era una opción, son conscientes de que esto ha acabado en pelea física en alguna ocasión, por lo que optaron por la opción de pedir lo mínimo y marcharse. De ahí que pidiesen únicamente dos bebidas alcohólicas y una bandeja yakitori. Un buen plan, de no ser que la factura mostraba 8554 yenes (65,97 euros). ¿Cómo pudo llegar a ser tan elevada?

Comida japonesa | Pixabay

Los detalles de la factura que deberías comprobar siempre

Uno de los primeros elementos que llaman la atención en la factura es la presencia de dos “otoshi” con valor de 990 yenes (7,63 euros). Esto es como una guarnición que se sirve con la bebida y que se agrega como cargo adicional. Este se toma como algo similar a un cargo por asiento, por lo que no resultaría extraño de no ser que, un poco más abajo, tenían detallado un cargo por asiento por valor de 1000 yenes (7,71 euros) y un cargo por fin de semana de 1000 yenes. Aparte de un cargo de 1440 yenes (11,11 euros) por ocho yakitori de pechuga de pollo.

Además de todo esto, se encontraba el cargo por una cerveza, una manzana amarga y dos tés oolong, el último de los cuales estos comensales pensaban que eran gratis como en muchos otros restaurantes. Sin embargo, aquí les cobraron 760 yenes (5,86 euros) por ello. Pero la historia no acaba aquí, sino que se les incluyó un cargo por servicio de 526 yenes (4,06 euros) y un impuesto de 768 yenes (5,92 euros), elevando así su pequeño pedido a una factura muy alta.

¿Cómo acabó esta noche para ellos? En lugar de quejarse y armar un gran escándalo, optaron por pagar y salir de allí con un desagradable sabor de boca. Pero eso sí, optaron por contar su historia desde el anonimato para impedir que otros como ellos puedan caer en esta terrible trampa. Y es que, simplemente con aparente buena educación, un empleado fue capaz de guiar a dos clientes hacia su estafa.

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