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SON REALES
Uno de los juegos del año es, sin duda, el exclusivo para PlayStation 4 producido y dirigido por Hideo Kojima. Hablamos por supuesto de Death Stranding que, durante el próximo año, también llegará a PC. En clave de humor muchos usuarios califican el título como un simulador de mensajero, ya que durante buena parte de la aventura Sam, el protagonista, se dedica a llevar mercancías a modo de grandes paquetes de un punto a otro. La jugabilidad nos permite cargar a Sam con paquetes, equilibrando gran cantidad de cajas para evitar desequilibrar al personaje y que pueda llevar más material de un solo viaje.
Esto da lugar a increíbles situaciones en las que el personaje puede cargar decenas de paquetes alrededor de su cuerpo, duplicando su altura con cajas apiladas en su espalda. Resulta que todos aquellos usuarios que se reían de esta situación del que probablemente sea elegido como mejor videojuego de 2019, no conocían a las personas que os presentaremos a continuación y son clásicas de Japón: los Bokka.
En algunas regiones de Japón, especialmente en las más rurales y culturalmente tradicionales, existen mensajeros que cargan con gran cantidad de paquetes conocidos como Bokka. Estos se especializan en llevar mercancías a zonas apartadas del resto del mundo, en donde no llegan carreteras y otros transportes, y a las que sólo se accede por pequeños caminos y senderos naturales. Por ejemplo, en el Parque Nacional Oze, en plena prefecturas de Fukushima, se emplean estos mensajeros para llevar comida y bebida a la población anciana y apartada.
Lo que hacen estos mensajeros es apilar todo el material en sus espaldas, utilizando cuerdas para armar una torre de cajas que colocan sobre su espalda, al igual que en el videojuego de Hideo Kojima. No es un trabajo fácil, cargan durante kilómetros con valiosa mercancía a sus espaldas, y una caída puede significar la pérdida de parte del cargamento y una serie lesión que les impida seguir con su trabajo.
Desconocemos si Kojima inspira su jugabilidad en estos trabajadores de las zonas rurales niponas, pero sabiendo el interés por expandir la cultura japonesa en sus videojuegos, parece bastante evidente que el trabajo de Sam en Death Stranding está basado en los Bokka nipones.